Cultivando Cambios: Desmitificando, Educando y Empoderando la Medicina Verde

Con la circulación de documentos federales que revelan la intención de recalendarizar el Cannabis a “Schedule III”, se hace necesario tener una discusión sobre la política pública que queremos.

El debate sobre la legalización y clasificación de la marihuana ha sido un tema polémico y complejo en los Estados Unidos, incluido Puerto Rico. La aprobación de leyes que permitan y regulen el uso médico del cannabis es un cambio significativo en la política de salud pública y la percepción social del cannabis. En el documento “BASIS FOR THE RECOMMENDATION TO RESCHEDULE MARIJUANA INTO SCHEDULE III OF THE CONTROLLED SUBSTANCES ACT” publicado por el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos , se aborda específicamente la recomendación de reprogramar la marihuana en la Clasificación III de la Ley de Sustancias Controladas[1], lo que tiene implicaciones significativas en términos de su clasificación y regulación. Se hace referencia a diversas fuentes que respaldan la necesidad de reconsiderar la clasificación de la marihuana. Entre ellas se encuentran estudios científicos que abordan los aspectos farmacológicos de la marihuana, así como regulaciones estatales relacionadas con su uso medicinal.

Entre los estudios discutidos, se destacan resultados que incluyen el que el menos del 1% de los incidentes de sobredosis documentan la detección de Cannabis en sistema de las víctimas.

¿Cómo se reconoce a Puerto Rico en este panorama?

En cuanto a su posición sobre el cannabis, Puerto Rico ha sido progresista. En 2016, se aprobó la Ley para la Investigación, Estudio, Evaluación y Uso Medicinal de la Cannabis y sus derivados, que permite el uso medicinal bajo supervisión médica y regulación gubernamental.[2] Esta ley fue un paso adelante para muchos pacientes que buscaban alternativas para aliviar sus condiciones médicas crónicas y debilitantes, como la epilepsia, el dolor crónico, los trastornos de ansiedad y los efectos secundarios de las enfermedades. Sin embargo, la falta de un seguimiento exhaustivo del nivel de pacientes a los que se les dispensa marihuana plantea preocupaciones sobre la efectividad del programa en términos de control y regulación. La mención de requisitos educativos para la certificación en Puerto Rico sugiere un enfoque proactivo en la capacitación de profesionales médicos en el uso medicinal de la marihuana. Por tanto, la presencia de datos marcados como "faltantes" en estos reportes federales, indica una brecha en la recopilación de información crítica, lo que podría obstaculizar la evaluación completa del programa.

Más allá, los cambios y ampliaciones en el marco regulatorio actual podrían beneficiarse para aumentar el acceso de los pacientes a este recurso médico. Al permitir la prescripción de cannabis medicinal por parte de una gama más amplia de profesionales de la salud, la legislación podría ser más comprensiva, asegurando un acceso más rápido y efectivo en aquellos que lo necesiten. La investigación proporciona una base sólida para la recomendación de reprogramar la marihuana en la Categoría III de la Ley de Sustancias Controladas. La combinación de evidencia científica, regulaciones estatales y datos específicos de Puerto Rico contribuye a un análisis integral que aborda tanto los aspectos farmacológicos como los prácticos de la cuestión. La información presentada destaca la necesidad de un enfoque equilibrado y basado en evidencia al abordar la clasificación y regulación de la marihuana en el contexto de la salud pública y el bienestar de la sociedad. Esta perspectiva destaca la importancia de garantizar estándares rigurosos en la implementación de medidas relacionadas con la marihuana, especialmente cuando se considera su potencial impacto en la salud pública y la sociedad en general. La información precisa y basada en evidencia científica debe ser accesible y comprensible para el público en general para que esto funcione.  

¿Cuál es el punto de este cambio?

El objetivo de proporcionar información precisa y equilibrada es empoderar a los ciudadanos para que tomen decisiones informadas sobre su salud. Esto incluye programas educativos en escuelas y universidades, material informativo en centros de salud, charlas en la comunidad local y campañas educativas en los medios de comunicación.  Al hacerlo, se fomenta la responsabilidad y la comprensión del uso médicamente regulado del cannabis medicinal en Puerto Rico. La educación debe enfatizar los métodos de administración seguros y diversos, como aceites, tópicos, cápsulas o vaporizadores, que reducen los efectos psicoactivos no deseados y brindan alternativas más precisas y controladas para el tratamiento médico. La información sobre los beneficios terapéuticos del cannabis medicinal debe comunicarse de manera clara y transparente, respaldada por estudios científicos y testimonios reales de pacientes. Esto incluye hablar sobre otros tratamientos para reducir el dolor crónico, controlar las convulsiones en pacientes con epilepsia refractaria y reducir las náuseas causadas por la quimioterapia.

¿Cuáles son los riesgos reales y qué queda por atender?

Además, la educación debe abordar las precauciones, los posibles efectos secundarios y enfatizar la importancia de consultar a un profesional de la salud antes de comenzar cualquier tratamiento con Cannabis medicinal. Una parte integral del debate deberían ser los riesgos asociados con el consumo incontrolado y no regulado, especialmente entre grupos vulnerables como niños, jóvenes, discapacitados y ancianos. Según las investigaciones llevadas a cabo por la colaboración entre la Federación de Sociedades Europeas de Neurociencias y la Sociedad de Neurociencias, se establece un vínculo claro de cannabinoides como un factor de riesgo psiquiátrico, especialmente cuando se realiza durante la adolescencia, una fase crítica del neurodesarrollo.[3] Durante este período, se producen cambios neuroplásticos que influyen en la función cerebral posterior, y la interrupción de estos procesos puede predisponer a trastornos psiquiátricos al afectar la maduración de la corteza prefrontal.

La concientización y la educación son las piedras angulares para garantizar que el cannabis medicinal contribuya positivamente al bienestar general sin comprometer la salud de los más vulnerables. La colaboración entre FSEN y SfN subraya la importancia de la cooperación global en la investigación neurocientífica, mientras que la exposición detallada de riesgos y la anticipación de nuevas investigaciones destacan la necesidad continua de explorar y comprender este complejo campo. Se pueden organizar seminarios, y reuniones con expertos médicos y científicos para proporcionar información detallada y aclarar cualquier confusión. Estos eventos permiten al público hacer preguntas, aclarar inquietudes y comprender mejor los aspectos médicos, legales y éticos del uso de cannabis con fines terapéuticos.

Finalmente, sí, es importante que se reconozca que la ley de Cannabis medicinal de Puerto Rico es un hito en la transformación de la política de salud pública. Sin embargo, para garantizar que el cannabis medicinal tenga un impacto positivo en el bienestar general sin poner en peligro la salud de los más vulnerables, es necesario adaptar y ampliar aún más este marco regulatorio, así como una educación eficaz.

Referencias:

[1] Department of Health and Human Services Recommendation to Reschedule Marijuana: Implications for Federal Policy

[2] “Ley para Manejar el Estudio, Desarrollo e Investigación del Cannabis para la Innovación, Normas Aplicables y Límites (“Ley MEDICINAL”)” [Ley 42-2017]

[3]  Shedding Light on the Interaction Between Cannabinoids Use and Risk of Psychiatric Disorders

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